El programa de formación estuvo dirigido a docentes de Lima sur en busca de promover una educación comunitaria, revalorando los saberes ancestrales en la ciudad.
El Curso Modular de Especialización en Educación Intercultural y Comunitaria, organizado por Arena y Esteras, se llevó a cabo el 5 y 6 de marzo del 2025. Reunió a más de 40 docentes de distritos como: Villa El Salvador, Lurín, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores y Pachacamac; quienes participaron en un intercambio de saberes, diálogo comunitario y revalorización de los saberes ancestrales, integrando la vivencia educativa con la comunidad.
Tejido colectivo
El primer día comenzó con un círculo de diálogo en el que cada docente expresó sus intenciones y anhelos mientras tejían un hilo de lana. «Hemos hecho un pequeño tejido para empezar este encuentro, sabiendo que todo proceso educativo es un tejido de saberes«, reflexionó Ana Sofía, directora de Arena y Esteras. La actividad permitió visibilizar la idea de que la comunidad, las familias y sus historias son la base de un aprendizaje significativo.
Saberes ancestrales y memoria colectiva
Recorrimos el país a través de las identidades de las participantes, quienes recordaron prácticas y saberes tradicionales, que pudieron compartir con ellas sus padres y abuelos. Durante el taller, se pidió a las docentes que reconocieran de qué región provenían sus familias. Luego, se agruparon según su procedencia: norte, centro, sur y oriente del país.
La dinámica les permitió reflexionar sobre los saberes que aún se practican en sus familias. «Siento emoción al saber que tengo familiares que pueden compartir sus saberes», expresó una docente. «Tenemos que reaprender con los abuelos, el afecto de aprender en comunidad, fortalecer el aprendizaje intergeneracional”, comentó una de las participantes, destacando la importancia de los vínculos intergeneracionales.
Las respuestas se organizaron en cinco pilares: comida intercultural (suficiencia alimentaria), medicina tradicional (sanación), artes sanas y oficios, fiestas y costumbres (recreación) y huertas y chacras (biodiversidad). «Algo que vemos con preocupación es la pérdida de la autoridad de los abuelos y de las costumbres», comentó una participante de la región sur.



Cartillas de saberes: un puente generacional
El segundo día estuvo marcado por la creación de cartillas de saberes, una hoja donde se registra el conocimiento ancestral mediante dibujos y palabras. «Las cartillas son un proceso de investigación porque recopilan información de un adulto mayor», explicó Olenka Magallanes, promotora comunitaria. Las docentes registraron historias y tradiciones, fortaleciendo el aprendizaje intergeneracional.



Durante la sesión, Oscar Badillo, coordinador de la Unidad de Educación Comunitaria del Ministerio de Educación, resaltó la importancia de la Educación Comunitaria. Explicó cómo esta educación se da fuera de los muros escolares y permite reconocer y validar los conocimientos adquiridos en la práctica diaria.
David Venegas Ardelas, coordinador nacional del Colectivo Nacional de Educación Comunitaria, reforzó esta idea: “La Educación Comunitaria es la educación que se hace fuera de la escuela, es decir, es la educación que no se hace en la escuela”. Además, subrayó que muchas personas adquieren valiosos conocimientos a lo largo de su vida, a pesar de no haber culminado estudios formales.
Venegas destacó cómo el aprendizaje práctico, como el de un albañil o un agricultor, puede ser tan valioso como el académico. “Hay personas que, sin tener estudios universitarios, poseen un conocimiento invaluable porque la educación real se encuentra en el hacer, en el compartir y en el vivir», afirmó.



La jornada concluyó con un ritual de agradecimiento a la Pachamama, resaltando la conexión con la naturaleza y la importancia de la educación comunitaria. «Me comprometo a elaborar con mis estudiantes libretas con las experiencias y conocimientos de sus abuelitos», compartió la docente Roxana Rueda.
El taller dejó una profunda huella en las participantes, quienes se comprometieron a llevar estos aprendizajes a sus aulas y comunidades, tejiendo lazos que fortalezcan una educación más inclusiva y conectada con las raíces culturales de sus estudiantes.